Las declaraciones trimestrales pueden convertirse en el momento ideal para analizar el funcionamiento de las empresas. Es decir, aprovechando todos los datos recopilados para el IRPF, rentas o IVA se consiguen interesantes valoraciones y múltiples lecturas de la situación empresarial con miras a posibles mejoras y cambios de rumbo.
La primera declaración trimestral del año tiene lugar entre los días 1 y 20 de abril. Para estas fechas se antoja imprescindible, tanto para autónomos como para PYMES, tener lista y preparada la contabilidad de la empresa y prevenir cualquier tipo de sorpresa negativa. Asimismo, toda la documentación recogida para llevar a cabo las declaraciones contiene mucha más información que un simple trámite con Hacienda. En realidad, el análisis de cuentas guarda datos realmente importantes para conocer el estado de la compañía que no saldrían a la luz de otra manera. Por este motivo, se ha convertido en una de las armas indispensables para la toma de decisiones con vistas al futuro.
Contenido
¿Qué declaraciones trimestrales se deben presentar?
1. Declaración trimestral del IVA: es una obligación presentar el modelo 303teniendo como fecha límite el día 20 de los meses de abril, julio, octubre y el día 30 del mes de enero (trimestralmente). Para aquellos que cotizan en módulos acogidos al régimen simplificado del IVA es preciso que presenten su parte relativa en dicho modelo 303.
2. Declaración trimestral del IRPF: dependiendo de la manera de tributar, es necesario presentar un modelo u otro. En consecuencia, el modelo 130corresponde a la tributación por estimación directa y el modelo 131 mediante módulos. Ambos teniendo el día 20 de los meses de abril, julio, octubre y el 30 de enero como fecha límite.
3. Declaración trimestral de retenciones e ingresos a cuenta: en caso de haber realizado dichas retenciones al contar con un grupo de trabajadores contratados, presentar las declaraciones se convierte en una obligación. También si se ha subcontratado a otros profesionales autónomos que han emitido alguna factura con retención del IRPF o si se cuenta con algún local, oficina o superficie alquilada que requiera retenciones.
En la opción de trabajadores y otros profesionales, el trámite se ejecuta mediante el modelo 11, mientras que para las retenciones a alquileres se requiere el modelo 115.
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Modelos de contabilidad e información que aportan
Modelo 111
Se refiere al importe en cuanto a las retenciones en el pago de las nóminas de los trabajadores. En este sentido, revisar contratos, nóminas y cláusulas de empleados proporciona un conocimiento global que permite valorar costes y rentabilidad.
Modelo 115
Se trata de los pagos de alquileres y retenciones durante ese periodo de tiempo. Siendo conscientes de los gastos fijos que se deben asumir en cada momento, se abre una puerta a posibles futuras mejoras y ampliaciones de infraestructura.
Modelo 130
Es el modelo en el que se trata la liquidación del IRPF. Y es que, teniendo a disposición todas las facturas y gastos deducibles donde se encuentra el número de ingresos, se puede conocer el margen de beneficios y saber si se cumplen los objetivos marcados.
Modelo 303
Donde se incluye la autoliquidación que se precisa pagar como autónomos de todas las cantidades IVA. En este tipo de facturas van incluidos todos los plazos de emisión y recepción. Por lo tanto, es sencillo analizar el flujo de caja.
El poder de la información
Aunque pueda sonar obvio, es imprescindible mantener el control absoluto sobre los movimientos financieros en todo momento. De esta manera, es mucho más fácil elaborar una estrategia que ayude al crecimiento constante de la empresa. En este caso en concreto, con una periodicidad trimestral aprovechando las declaraciones obligatorias con Hacienda, se produce un análisis exhaustivo donde se presenta la oportunidad de atajar distintos problemas y reconducir el camino andado (en caso de necesitarlo). O lo que es lo mismo, echar mano de la denominada contabilidad analítica.
La contabilidad analítica nos brinda la oportunidad de conocer al completo los entresijos de nuestro negocio a partir de las variables mencionadas anteriormente: los ingresos generados por la empresa, cómo se han distribuido los costes, con qué margen de beneficios se cuenta, qué se debe mejorar y de qué prescindir.
En conclusión, los análisis pertinentes que se realizan con anterioridad a las declaraciones trimestrales ayudan a valorar si la gestión ejecutada hasta el momento es la correcta. Los datos hablan por sí solos e indican si las ganancias son las previstas, si es necesario seguir algún tipo de estrategia distinta, si hay que cambiar drásticamente, etc. Por consiguiente, suelen convertirse en momentos clave dentro de la empresa que generan efectos verdaderamente positivos:
– Cuentas saneadas.
– Incremento de la eficiencia.
– Previsión de ingresos y costes.
Finalmente, con el objetivo claro de mantener unas cuentas sanas se habrán conseguido el resto de metas fundamentales como el pago de nóminas, alquileres, clientes de riesgo y tener vigilados muchos otros factores incontrolables.
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