Las decisiones del departamento financiero de una empresa afectan directamente a la tesorería y, en definitiva, al porvenir de la compañía. A la hora de planificar la estrategia financiera de una organización habrá que tener en cuenta dos factores: la financiación a largo plazo y el capital circulante.
El capital circulante es el que permite llevar a cabo la actividad diaria de la empresa, el capital de trabajo. Es con el que la compañía consigue aprovisionarse para explotar sus productos, venderlos y después cobrar a los clientes.
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¿Cuáles son las funciones del departamento de finanzas?
Inversiones
Las funciones del departamento de finanzas, sin embargo, son mucho más complejas. En primer lugar, tendrá que encargarse de las inversiones de la empresa, pero esto debe hacerlo de una manera estratégica. Es decir, el primer paso será hacer un estudio de mercado y definir cuál es el tamaño óptimo de la compañía. En función de esto, habrá que decidir si se compran más recursos o se venden algunos de los que ya hay.
Explicándolo con otras palabras, puede que una empresa con ánimo de crecer necesite hacer una inversión en tecnología más avanzada. Por el contrario, hay empresas que la tienen, pero no les resulta rentable, por lo que tiene sentido deshacerse de ella.
Financiación
Por otro lado, hay que hacer referencia a las fuentes de financiación de la compañía. Estas serán las que garanticen su continuidad a largo plazo, pues no es suficiente el ahorro si no se recibe capital adicional. En definitiva, lo que tendrá que hacer el departamento es estudiar las posibles fuentes de financiación y escoger la mejor combinación posible.
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Dividendos
Estos son los beneficios que van a repartirse entre los accionistas. Aquí el departamento financiero ha de decidir si se distribuyen en su totalidad entre los accionistas o, por el contrario, se reinvierte este dinero en la empresa.
El departamento financiero tendrá que decidir qué proporción va a parar a cada sitio. Es importante tener en cuenta que, en el caso de que hubiera una escasez de efectivo o fuera necesario disponer de capital para hacer alguna inversión, sería conveniente dedicar una mayor parte de los dividendos a la propia empresa.
Gestión de los recursos
Se trata de hacer que los recursos se usen de manera eficiente y es un tema al que el departamento de finanzas ha de hacer frente en el día a día. Por ejemplo, aquí entraría la decisión de a qué proyectos se les da más presupuesto.
En general, habrá que priorizar los activos corrientes porque son los que se van a convertir en efectivo a corto plazo. Esto podrían ser, por ejemplo, las facturas pendientes de cobrar, un tema que las empresas gestionan a diario. Este último ejemplo pasaría a formar parte del capital circulante porque correspondería al cobro a clientes del que se ha hablado con anterioridad.
Dos posibles estrategias
La gestión financiera nunca puede llevarse a cabo de manera arbitraria. Habrá que seguir ciertas estrategias, dependiendo del tipo de empresa.
Hay empresas que siguen una estrategia más conservadora y siempre cuentan con un nivel alto de efectivo. La ventaja de esto es que se reduce el riesgo a no poder responder a las necesidades a corto plazo. Como contrapartida, no se rentabiliza la liquidez.
En el otro lado del espectro hay compañías que se rigen por una estrategia mucho más dinámica y nada conservadora. Usan las fuentes de financiamiento a largo plazo para responder a las necesidades permanentes y utilizan las fuentes a corto plazo para cubrir los fondos temporales.
Esta última estrategia también tiene sus riesgos, y el primero es que puede crear tensión. Al llevarlo todo tan al día, podría haber problemas para dar respuesta a cualquier imprevisto. Por otro lado, será muy difícil que una organización gestionada de esta manera aumente el capital a largo plazo.
Trasladado al lenguaje cotidiano, se podría decir que la primera estrategia consiste en ahorrar; aunque no se rentabilice el dinero, tampoco habrá problemas para pagar. La segunda, en cambio, consiste en llevar las cuentas al día, sin priorizar el ahorro, por lo que cualquier imprevisto puede ser fatal.
¿Lo ideal? Lo perfecto sería llevar a cabo una estrategia intermedia, que ni deje de rentabilizar el capital ni ponga a la empresa en una situación de riesgo.
En definitiva, el departamento financiero ha de prever cuáles serán sus necesidades de tesorería. Para ello ha de pensar en los pagos e inversiones a los que se ha de hacer frente, pero también en el capital disponible y el efectivo previsto a corto plazo. En el caso de que se encuentre con que no es suficiente, tendrá que considerar diversas fuentes de financiación y combinar las mejores para la empresa. Se trata de un conjunto de decisiones estratégicas que marcarán el porvenir de la organización desde un punto de vista económico.
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